POESÍA
8
Silencio
que nos abrazas en el último aliento.
Silencio
que nos acaricias,
elevándonos a ese otro mundo posible,
en el que no hay soledad ni distancias.
Silencio
que arropas nuestros cuerpos exhaustos
y nos despojas de las prendas que ocultan las mentiras,
dejando ver nuestras almas desnudas.
Silencio
que buscamos siempre al final,
como inicio,
para volver a mirarnos puros.
Silencio
que nos esperas tras el penúltimo adiós,
desvelando el sentido de lo vivido.
Silencio
capaz de acallar el grito de las entrañas,
sanando las heridas.
Silencio
que domas la bestial humanidad
que nos arranca el corazón de cuajo,
como demonio enfurecido,
en la batalla por el bien
último e invencible.
Silencio
¿Qué quieres de nosotros?
¿Qué buscas en estos frágiles cuerpos
que no pueden ni siquiera hablar?
¿Qué eres?
Aparentemente nada,
mudo y frío Silencio
que habitas en el último
de nuestros suspiros.
¿Eres tú el Silencio que lo llena todo de sentido?.
Acércate,
ven,
queremos verte, tocarte, abrazarte, poseerte,
callarte con nuestros labios.
¡¡Ahora Silencio!!, ¡¡¡Ahora!!!.
¿Por qué haces más nuestro lo que creemos poseer?
¡¡¡Eres injusto!!!.
Nos arrebatas siempre
lo que conseguimos abrazar
y nos lo das más puro aún,
lo haces crecer
y nos lo ofreces de nuevo,
intangible,
para que aprendamos a quererlo más.
Te buscamos torpemente,
sin tregua,
siempre en la soledad
que llama a nuestra puerta
y que tantas veces dejamos entrar.
Te necesitamos,
Silencio.

11 octubre 2016
© Miguel Ángel Blázquez

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