POESÍA
No dejes de escribir
Estoy en rebeldía
como poeta en el exilio,
con los huesos apoyados
en esta hoja blanca,
pared de mi celda,
en la que araño
con los dedos en carne viva
una cruz cada día,
cumpliendo la pena
de una poesía
sin llama que la encienda.
con los huesos apoyados
en esta hoja blanca,
pared de mi celda,
en la que araño
con los dedos en carne viva
una cruz cada día,
cumpliendo la pena
de una poesía
sin llama que la encienda.
Manos frías,
plumas cerradas,
tinteros secos,
voz callada.
plumas cerradas,
tinteros secos,
voz callada.
En lo más profundo
un hilo de silencio grita:
¡no dejes de escribir!
un hilo de silencio grita:
¡no dejes de escribir!
28 de diciembre 2019
© Miguel Ángel Blázquez