POESÍA
Suicidio de palabras
Impaciente,
descarada,
ardiente,
exigente,
atrevida,
sensible,
apasionada,
viva,
luminosa,
inconsciente,
deliciosa juventud
que despiertas mis deseos
arrastrándome de nuevo
a un suicidio de palabras.
descarada,
ardiente,
exigente,
atrevida,
sensible,
apasionada,
viva,
luminosa,
inconsciente,
deliciosa juventud
que despiertas mis deseos
arrastrándome de nuevo
a un suicidio de palabras.
Araño los términos
antes de lanzarme
al abismo de los hechos,
soñando versos desnudos,
callados.
antes de lanzarme
al abismo de los hechos,
soñando versos desnudos,
callados.
Tormenta en la cima
de mi conciencia
que desencadena
una riada de preguntas,
precipitadas hacia arriba.
de mi conciencia
que desencadena
una riada de preguntas,
precipitadas hacia arriba.
¿Para qué escribo
si no hay abismos?
si no hay abismos?
¿Para qué deseo
si no hay tiempo?
si no hay tiempo?
¿Para qué grito
si no hay eco?
si no hay eco?
¿O son plegarias?
En el descenso vertiginoso,
al final del precipicio
despierto en tus brazos,
Amor eterno.
al final del precipicio
despierto en tus brazos,
Amor eterno.
23 enero 2019
© Miguel Ángel Blázquez
La poesía es obra de caridad y claridad. De amor, aunque necesite de los arrebozos de lo oscuro y se nos presente como bulto indiscernible, a primeras. Eche por donde eche, vía de San Francisco o vía de Baudelaire, Fioretti o Fleurs du mal, todo poema digno acaba en iluminaciones.
Pedro Salinas. Todo más claro.