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Touché, Monsieur Mauriac 1
… También yo he vivido esas horas de angustia agobiante, de tristeza mortal, esas horas, vamos a decirlo, de rebelión. Y mire, ahora estoy casi tranquilo, dominado por una ocupación más elevada. Las naturalezas privadas de las satisfacciones corrientes solo tienen dos soluciones: el arte y Dios, tal vez lo primero no es más que un medio para conducir, sin desgarramientos, nuestra debilidad hasta Aquel que nos quiere íntegros para Él. ¿Acaso es orgullo esta sensación de haber sido elegido, preservado para una obra oculta y modelado solo con vistas a ella? ¡Esto me parece tan evidente estos días!. Creo que su sufrimiento es un periodo de concepción y me alegro al saber que es dolorosa pensando que la obra nacerá tanto más hermosa. Acepte estos días y la herida con que marcan su corazón y la real soledad de la cual le hacen consciente. Piense que solo el abrumamiento que le causan le podría revelar a sí mismo y que hemos de tocar todas las llagas sobre nuestros pobres cuerpos, para que todos, al escucharnos, reconozcan la suya y tengan confianza en el bálsamo que traemos para curarles. Acuérdese de la noche en la cual me hallaba cuando me encontró y déjeme creer que por el horror que de ella conservo y por mis gritos, otros quizá se darán cuenta de su espanto y buscarán, como yo la busqué, la luz calmante.

François Mauriac
Vida y muerte de un poeta
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