MOMENTOS
Vicente el bancario
Debajo de la camiseta de tirantes y el bañador morado, con el moreno en stand by se acerca cabizbajo y abrasado Vicente, que cuando no está en Chipiona se pasa ocho horas al día durante once meses y dos semanas tras la ventanilla de una sucursal del Banco Popular en Aluche. La vida de Vicente parece triste y estas tardes de playa pesan como el sol plomizo de final de julio.
Vicente está llamado a desaparecer sin más, y ese desaparecer, seguro, le pesa como una losa. Vicente el bancario es consciente de que no ha sido feliz, se ha pasado la vida poniendo timbres y viendo pasar el dinero de otros delante de sus narices, mojándose el dedo pulgar para hojear talonarios y chequeras en esa especie de libertad condicional en la que se ha convertido su oficio. Vicente el bancario lleva años haciendo las cuentas de su pensión y no le salen los números. Le angustia la idea de no tener un lugar al que ir a trabajar el día que firme la pre-jubilación que han anunciado en el banco para mayores de 55.
No quiere pensar en ello pero cada paso que da en la arena le hunde un poco más. A Vicente le pesa la vida y sabe que se le acerca la muerte, una pre-muerte que es más dolorosa que toda enfermedad.
El pobre Vicente ha perdido la alegría que tenía años atrás, ha perdido los amigos con los que se tomaba los chatos en el chiringuito y ha perdido el amor por Conchi, que le increpa para que se quite la arena de entre los dedos mientras el pobre Vicente quiere llorar y no lo hace por vergüenza, porque sus hijos, que lo ven todo, no le vean derrumbarse ese día. Ese día no, no quiere que las vacaciones se estropeen por su culpa.
La familia de Vicente se aleja por las escaleras camino del santuario de Regla a encerrarse en el apartamento que heredaron de los padres de Conchi y el pobre de Vicente se mete en la habitación que da al patio interior a llevar como puede su depresión.
¡¡Viceeenteeee!! No te quites el bañador en la habitacióóóónnn!!!
¡¡¡¡Que me lo pones todo perdido de arenaaaa!!! 
Vicente no se lo dice a su mujer pero está deseando volver a la oficina del banco para no tener tiempo de pensar en el futuro, en un futuro que le provoca un nudo cada vez más insoportable en la garganta.

Chiringuito «El Cubanito». Chipiona, 20 de julio 2016
© Miguel Ángel Blázquez
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