POESÍA
Volver
Dejar atrás el campo de batalla
hasta la próxima contienda,
oliendo aún a pólvora,
con las heridas calientes
y el corazón amputado,
mirando el horizonte humeante
con el brillo de unos ojos
que custodian para siempre
lo que yace en el recuerdo.
hasta la próxima contienda,
oliendo aún a pólvora,
con las heridas calientes
y el corazón amputado,
mirando el horizonte humeante
con el brillo de unos ojos
que custodian para siempre
lo que yace en el recuerdo.
Volver a los prados sin minas,
bebiendo en los arroyos de la infancia
el agua dulce que refleja
tras mi rostro demacrado,
ese recóndito lugar de la inocencia
del que volaron demasiado pronto
los abrazos que un día, sin avisar,
regresaron para siempre
hiriéndome de muerte
con el anhelo de un Amor eterno.
bebiendo en los arroyos de la infancia
el agua dulce que refleja
tras mi rostro demacrado,
ese recóndito lugar de la inocencia
del que volaron demasiado pronto
los abrazos que un día, sin avisar,
regresaron para siempre
hiriéndome de muerte
con el anhelo de un Amor eterno.
Volver a la huerta
que sembró mi abuelo
y a la presa del río
a coger truchas con la mano.
Tumbarme en la hierba mojada
escondiendo lágrimas,
arañando el manto
de una tierra baldía
sin toques de queda
ni balas perdidas.
que sembró mi abuelo
y a la presa del río
a coger truchas con la mano.
Tumbarme en la hierba mojada
escondiendo lágrimas,
arañando el manto
de una tierra baldía
sin toques de queda
ni balas perdidas.
Adormecerme
en mi cama de heno,
con una caricia de espigas
a esperar, esperar, esperar
y volar, volar, volar,
sin nada más que hacer,
deseando que llegue la noche
y le suceda el día
con su incertidumbre
y ese peso de horas lánguidas,
infinitas,
esperanza siempre del mañana.
en mi cama de heno,
con una caricia de espigas
a esperar, esperar, esperar
y volar, volar, volar,
sin nada más que hacer,
deseando que llegue la noche
y le suceda el día
con su incertidumbre
y ese peso de horas lánguidas,
infinitas,
esperanza siempre del mañana.
Volver a amar, amar, amar…
volver a ser.
volver a ser.
23 junio 2019
© Miguel Ángel Blázquez